domingo, 30 de agosto de 2015

EDUARDO CAMPOS



Como el fénix, el tiempo…

 ¡Oh, padre tiempo que te acabas y renaces cada segundo!
Cada instante vivido contigo como un anciano que se apaga,
Como un niño que cada mañana resurge al deseo de experimentar,
 Descubrir la felicidad de hallarme vivo y permanecer aun  contento…

La tranquilidad de ver correr las horas gratamente vividas,
En compañía de quienes marcaron profundamente mi vida.
Llenando mi mundo de luces, colores y algunos grises
Que tenazmente hicieron una montaña rusa de emociones

Acaso vivo convencido de hallar algo más adelante
De haber dejado algo atrás entre la esperanza y el olvido
O solo vivo gratamente los días, permitiéndose ser feliz
 Sin pasado, ni futuro solo mirando las horas morir y nacer nuevamente.


  

La Esencia de su Infancia

 Ayer la vi escondida, danzando en la lluvia…
Vestía el hermoso traje azul que le regalé aquel día,
Con su cara sonriente y batía su pelo mojado de lado a lado
Celebrando la felicidad de último encuentro vivido

Diáfana y cercana sus manos  invitaban a seguirla
Tal como siempre fue, traviesa y alocada
Sin importar el mundo que miraba su vestido mojado,
Su eterno brillo que aún vive diariamente en mí

Hoy la veré si llueve, sentada en el banco que tanto amo
Y en donde cada mañana esperaba mi regreso,
Ella ya creció y tiene una vida, 
pero su infancia quedara en mí,
Eternamente sentada en un banco mientras la lluvia caía. 

País: Venezuela 

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