domingo, 30 de agosto de 2015

OSCAR VELÁZQUEZ




Canon


Ha sido la tibieza de mis manos que te reconoce…
Etéreo Tu, lejano,
silencio, callado; tan dentro de mi glorioso
y efímero como la espuma del mar.
Amado ¡Mi amado! sublime pensamiento envuelto en divinidad,
en la bruma de noche te busco,
y Tu? callado.
Eres lágrima… recuerdo de mis días bajo el sol;
Ahora caes como cascarilla que ha cubierto el lozano árbol,
Recuerdas? Eras tarde entre flores….
Eras eterno entre el azul de los cielos, ahora;
Ahora el ápice de primavera que se escurre entre la piel.
La nota, la tenue y magistral nota muda es…
Cansancio que el alma arrastra y añoranza sacra por estar en Tu abrazo.
Fúlgida aurora, me ciegas… Pero amo sentirte, eterno eres en mi esperanza.
Donde sólo Tu eres en mí, donde todo por perfecto he de ser en ti.
Y aquí justo en silencio, donde el corazón canta,
Donde mi sueño en ti ha de reposar.
Sin palabra, sin  canto…
Sólo Tu rostro, solos en la paz de la noche,
solos cuando renaces de la muerte y,
el deseo por la santidad de ti  me aguarda.
Tú, la profundidad de mi cielo…
Tú… la profundidad y vida de mi aliento.
Tú,  en cuyo Santísimo nombre te envuelves,
Nombre que sólo en reverencia los ángeles han de pronunciar...


País: México

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